De a poco, cuentagotas, lento
proceso, se van escuchando alguna que otra teoría sobre la importancia de los intendentes
y su “gestión local”, en épocas de elecciones, que no caen en el mito
clasemierdero, de relacionar la idea de intendentes del conurbano, elecciones y
territorio con punteros políticos, fraude y demás formas que horrorizarían a
los estudiantes de ciencia política de la prestigiosa universidad de Buenos
Aires. En estos tiempos electorales, es donde mas se nota la militancia que
sale a terminar de convencer del porque de la importancia del voto sea
destinado a su proyecto. Es ese militante, que el lunes a la mañana cuando ya
paso la efervescencia mediática por visitar barrios en campaña, sigue haciendo
su función, que es su forma de vida, la militancia. En el bar, en el club, en
la fabrica, en el barrio, en la calle. Ahí donde se pueda organizar a los
vecinos en post de conseguir una ayuda, que para los grandes cráneos son mínimas,
pero para aquellas personas que viven día a día, se tornan sumamente
necesarias. El asfalto, la luminaria, la cloaca. Pero también la organización
en torno a la seguridad, a la recreación, a la ayuda social. La militancia se
construye de abajo hacia arriba. Es importantísimo el proyecto que engloba a
esos miles y miles de organizaciones. Porque las conecta, las simboliza. Sino
pregunten a todas las organizaciones que intentaron defenderse de las políticas
neoliberales en los años 90. Estar enmarcados en un proyecto de país con
inclusión, hace que se puedan plantear políticas publicas que surjan de la
gente para el desarrollo de su barrio. Y no quede solamente en la organización
para la “copa de leche” (de valor elemental en ciertas épocas de la argentina, o
en algunas zonas donde no se ha podido erradicar la indigencia).
Es
ahí donde se vuelve fundamental en la búsqueda del “voto”, el trabajo
territorial realizado durante meses, años. Tampoco es una lógica racional donde
“uno” milita para que el “otro” lo vote. No estamos hablando de eso, y aunque
creía que era claro, en una segunda lectura, decidí aclararlo. Estamos hablando
de que en su mayoría la gente se siente “representada” por aquel vecino/a que
se involucra a lo largo del tiempo, y no, solo en tiempo electorales,
“caminando” el barrio con su sequito de chupamedias, sus globos, banderas y
cotillón berreta comprado en once por dos mangos y pasado en gastos de campaña como
comprados en recoleta.
La
“gente”, el “vecino” (como le gusta denominar a nuestro amigo de la Ciudad, y
hoy copiados por varios intendentes de gestión dudosa pero mucho marketing)
solicita su demanda al que sienta mas “cercano”, en este caso, a la intendencia.
Es la intendencia (o gobierno local en términos académicos) la que soluciona
(bien gestionada por supuesto), los problemas diarios que aquejan a esa
población determinada. Por eso la importancia en este juego electoral del
llamado “poder territorial”. No negamos prácticas clientelares, no negamos
prácticas de juego mafioso más que de juego democrático, pero una elección no
se gana con eso. Ciertos actores de la oposición que ante su eventual caída en
las encuestas, agitan el fantasma del fraude. Se gana siendo oficialismo, con
gestión y militancia. Se gana siendo oposición con propuestas y militancia. En
su mayoría, para lo otro vayan a la biblioteca de Sociales de la Universidad de
Buenos Aires.
1 comentario:
no se porque se me agrando la letra en la segunda parte..claramente voy a necesitar si o si un curso practico de "blog"...
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