Hablar, escribir sobre Mariano Moreno es tarea difícil. Fue un personaje central de nuestra historia. Polémico, transgresor. Mas de doscientos años de su muerte y sigue habiendo controversias en torno a su figura. Debates que atravesaron toda nuestra historia como Nación. Y que no solo responden meramente a lo historiográfico, sino que remiten a una política de la historia que la utiliza como instrumento para impedir la formación de una conciencia histórica nacional. Fue un “prócer”, como así también la Revolución de Mayo, que muchos defensores del régimen institucional democrático y sus instituciones políticas han logrado mantenerse en pie y seguir representando los intereses de quienes se consideran los patriotas herederos de la construcción del Estado Nacional. Ellos no entienden que ese Estado de “Derecho” no es un fin en si mismo sino el medio que permite servir a los intereses de la Nación siempre y cuando el pueblo como un todo se haga presente y tome las riendas de su propio destino con plena conciencia de su papel soberano. Y es ahí donde nuestro deber es revisar nuestra historia para rescatar aquellos momentos en que los movimientos populares se hicieron escuchar.
No podemos negar la utilización que de la historia se realiza, como una fórmula socialmente eficaz de construir una representación del presente que favorezca determinada visión del futuro. Los festejos por los doscientos años de la Revolución de Mayo, el año pasado, abrieron un profundo debate en torno al significado de la Revolución. Tanto en los festejos por el centenario como por el bicentenario, se realiza una apropiación de los símbolos, héroes y significados de la Revolución de 1810, aunque de manera diferente, para ratificar las posiciones ideológicas de los autores. En el Centenario, los revolucionarios serán nuestros antepasados. Seremos los herederos de aquella elite ilustrada que nos llena de orgullo y nos une, levantaremos las banderas de una Argentina de “primer mundo”, aunque por dentro las desigualdades eran demasiado evidentes, como para “barrerlas” con un simple “acto” oficial. En cambio, en el Bicentenario, los patriotas de Mayo serán quienes nos marquen un camino abandonado durante mucho tiempo, y el cual debemos retomar para poder recobrar la esperanza. Esperanza basada en la participación popular y la lucha por una igualdad. Aquella igualdad por la que peleaba Mariano Moreno.
Seria más fácil escribir sobre Mariano Moreno, haciendo un resumen de su “vida”. Escribiendo donde nació y donde murió, sus estudios, su familia. Pero eso dejaría de lado lo más importante. Lo que quizás en pocas líneas queremos destacar. Moreno fue un hombre “intelectual”. Realizar sus estudios, se recibió en la Universidad de Chuquisaca, pero es imposible no dejar de lado su faceta de hombre de acción. No se quedo en la mera discusión intelectual sino se comprometió con el momento histórico de su época. Es imposible no pensar en Mariano Moreno y que no se venga a nuestra mente el Plan Revolucionario de Operaciones. Al leerlo vemos porque hubo tanto revuelo en torno a su figura. Comprender a Mariano Moreno desde una mirada nacional, es empezar a destrabar las artimañas de la historia mitrista. Porque como dejo en claro Rodolfo Walsh “Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante y el que comprendiendo no actúa tendrá un lugar en la antología del llanto pero no en la historia viva de su tierra”
No podemos negar la utilización que de la historia se realiza, como una fórmula socialmente eficaz de construir una representación del presente que favorezca determinada visión del futuro. Los festejos por los doscientos años de la Revolución de Mayo, el año pasado, abrieron un profundo debate en torno al significado de la Revolución. Tanto en los festejos por el centenario como por el bicentenario, se realiza una apropiación de los símbolos, héroes y significados de la Revolución de 1810, aunque de manera diferente, para ratificar las posiciones ideológicas de los autores. En el Centenario, los revolucionarios serán nuestros antepasados. Seremos los herederos de aquella elite ilustrada que nos llena de orgullo y nos une, levantaremos las banderas de una Argentina de “primer mundo”, aunque por dentro las desigualdades eran demasiado evidentes, como para “barrerlas” con un simple “acto” oficial. En cambio, en el Bicentenario, los patriotas de Mayo serán quienes nos marquen un camino abandonado durante mucho tiempo, y el cual debemos retomar para poder recobrar la esperanza. Esperanza basada en la participación popular y la lucha por una igualdad. Aquella igualdad por la que peleaba Mariano Moreno.
Seria más fácil escribir sobre Mariano Moreno, haciendo un resumen de su “vida”. Escribiendo donde nació y donde murió, sus estudios, su familia. Pero eso dejaría de lado lo más importante. Lo que quizás en pocas líneas queremos destacar. Moreno fue un hombre “intelectual”. Realizar sus estudios, se recibió en la Universidad de Chuquisaca, pero es imposible no dejar de lado su faceta de hombre de acción. No se quedo en la mera discusión intelectual sino se comprometió con el momento histórico de su época. Es imposible no pensar en Mariano Moreno y que no se venga a nuestra mente el Plan Revolucionario de Operaciones. Al leerlo vemos porque hubo tanto revuelo en torno a su figura. Comprender a Mariano Moreno desde una mirada nacional, es empezar a destrabar las artimañas de la historia mitrista. Porque como dejo en claro Rodolfo Walsh “Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante y el que comprendiendo no actúa tendrá un lugar en la antología del llanto pero no en la historia viva de su tierra”
